El equipo blanco salió serio, concentrado en defensa y acertado en ataque, desde el perímetro principalmente. Después de un primer cuarto igualado, el cuadro madrileño consiguió abrir cierta brecha en el luminoso gracias al acierto desde la línea de tres y al liderazgo de Prigioni. El juego de Unicaja no era bueno y solo se sustentaba en los balones interiores que Archibald y Freeland se encargaban de recoger para anotar cómodamente, ante un Tomic blando e inseguro en defensa. Con esta tónica se llegó al descanso. El Madrid dominaba el encuentro (33-39). No era tanta la distancia en el marcador pero la sensación, por el juego de ambos equipos, era de que este partido no se le podía escapar al conjunto de Ettore Messina.
A la salida de los vestuarios, el choque continuaba por los mismos derroteros. Un tres más uno de Tucker rubricó una gran actuación. Hasta ahora los pívots malagueños habían sido boyas solitarias en el ataque local pero, al comenzar el último cuarto, los hombres del perímetro malagueño abandonaron su letargo. Saúl Blanco y Tripkovic se encargaron de igualar el tanteo y, una antideportiva de Tucker al propio Saúl, de poner a los locales por delante por primera vez en el partido después del 2-0 inicial. Anotó el Madrid en el ataque siguiente, y dominaba de uno pero, estos partidos los resuelven genialidades. Aíto frotó su lámpara maravillosa y apareció Berni para que, a falta de 27 segundos para la campana, anotara su primera canasta del partido. Triple. Esta canasta hundió a los blancos, que en un último y desesperado intento dejaron en manos de Llull una casi imposible entrada a canasta. Demasiados brazos. Sobrecarga de intimidación. Agua.
La fragilidad mental del Madrid le llevó a perder un encuentro que no se le podía escapar. Es una de esas derrotas que cabrean en demasía a los entrenadores. Imagínense a Messina. Sus jugadores no saben manejar el tempo del partido cuando se les varía el plan trazado. Se pierden, naufragan… Se olvidan de circular el balón, de meter balones al poste bajo, de provocar faltas, de intentar penetraciones, etc. Se aferran a las individualidades de Llull y Tucker (que por desgracia no demuestra ser ni la mitad que Bullock). Y ellos dos solos no pueden. Es casi imposible quedar primero de grupo, ya que Olympiacos está a una victoria y con el basket average a favor. Algo debe cambiar. De lo contrario, en octavos los de Messina se volverán con el rabo entre las piernas, dando la sensación de ser un barco sin capitán.
David Oller Molina
David Oller es autor del blog Vencer y Convencer
Muy flojitos en defensa en el último cuarto, en especial Tomic y Llull.
ResponderEliminarVelickovic está en una tendencia positiva. Debe tener más minutos. Personalmente lo consideró el jugador clave, Tomic sigue sin despegar, para que el equipo pueda competir por los títulos esta temporada.