20 de octubre de 2013

Llueve menos en Chamartín

Di María, clave en el triunfo ante el Málaga.

Se ha quedado buena noche en la capital de España. Tras sonar las alarmas por perder el derbi frente al Atlético de Madrid en el Bernabéu, que suponía alejarse de colchoneros y culés a cinco puntos, el conjunto de Ancelotti se acuesta a tiro de Barça y Atleti. El empate blaugrana en Pamplona, junto con la derrota de los de Simeone en Cornellá, son una inyección de moral para encarar el clásico del próximo sábado con un mayor margen de maniobra en caso de traspiés. Después de disputarse nueve jornadas de la Liga BBVA, el Real Madrid tiene 5 puntos más que el año pasado; el Barça, los mismos. Recordemos que el Madrid de Mourinho visitó el Camp Nou la temporada pasada con ocho puntos de desventaja. Por tanto, el inicio liguero del conjunto blanco es bastante satisfactorio si incluimos las victorias a última hora ante Betis, Elche y Levante. Hoy vimos una versión notable del equipo, en un encuentro que hubiera terminado con goleada escandalosa si Cristiano Ronaldo y Willy Caballero hubiesen tenido un día normal en la oficina. El arquero argentino mantuvo a su equipo en el encuentro hasta el final del choque.

La mejoría del equipo de Ancelotti llega, para mí, debido a tres premisas: la presencia de laterales ofensivos para atacar en estático, la presión exhaustiva tras pérdida en campo del Málaga y el orden táctico generado por la buena colocación de Illarra y Khedira en un claro 4-3-3. Vamos por partes. En la comparativa Marcelo-Carvajal, el encuentro del canterano madridista fue un peldaño superior al del brasileño. Ambos abrieron el campo con la consiguiente mejora. En el caso de Dani, para desdoblar a Di María; en el de Marcelo, para permitir la entrada de Cristiano e Isco en zonas interiores del ataque. El Madrid se encontró, de nuevo, con la problemática del fuera de juego; un síntoma que ejemplifica las pocas jugadas que terminaron con un centro desde la línea de fondo. La segunda premisa destacable es la gran primera parte de Illarra, enorme en el robo y en la colocación desde el pivote, aunque debe mejorar la rapidez en el desplazamiento como ha comentado Ancelotti en rueda de prensa. Khedira no estuvo tan en paralelo con el organizador, lo que significó una mejora de su juego al penetrar en el área rival con diversos desmarques de ruptura por el costado derecho.

En definitiva, los únicos jugadores que realizaron un encuentro gris fueron Cristiano Ronaldo e Isco. Es cierto que el encuentro de Willy Caballero es una exhibición impresionante, a la altura de una reciente de Javi Varas en el Camp Nou o, tirando para casa, otra de Diego López en Old Trafford. A pesar del innegable mérito del portero argentino, me atrevería a asegurar que la mitad de las intervenciones son más demérito del astro portugués que acierto del arquero. La única jugada reprochable a Willy fue la acción del primer gol, en un centro chut de Di María que termina en la red inexplicablemente. Por otra parte, el Bernabéu elogió la entrega de Morata en la presión incesante que realizaba tras pérdida del Madrid en campo rival. No es un tópico raulista, o la llamada carrera demagógica para ganarse el aplauso fácil del respetable, sino que robó dos o tres balones por ir con convicción al robo. Poco más. Bale tuvo unos minutos en el que apenas le vimos por la banda izquierda. Tras la entrada de Jesé volvió a la banda derecha, desde donde generó la jugada del segundo gol blanco. Cristiano, esta vez sí, no falló desde los once metros.

Real Madrid 2-0 Málaga (Di María y Cristiano Ronaldo -p-)

Diego López (6); Carvajal (8), Pepe (7), Sergio Ramos (7), Marcelo (7); Illarramendi (7,5), Khedira (7), Isco (5), Di María (8,5); Cristiano Ronaldo (5) y Morata (7) || Modric (5), Bale (6), Jesé (6).

Mejor jugador del partido: Willy Caballero.

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