Cristiano Ronaldo, Arbeloa y Sergio Ramos celebran el segundo gol en el Camp Nou.
Keep calm and trust Cristiano. Indomable como Drazen Petrovic, calificativo de Juan Francisco Escudero sobre el malogrado jugador croata. Aunque la realidad de ese componente provocador, ganador y competitivo han convertido a Cristiano Ronaldo en un jugador completísimo. Sus declaraciones al finalizar el partido son el hat-trick de su paso por Barcelona. El portugués y Varane, claves en el pase del equipo a la final de la Copa del Rey. El Barça fue un juguete en las manos de un conjunto de Mourinho que desquició al Barcelona una vez más en el Camp Nou para privarle de otra final.
Manchester, Manchester, Manchester. Ese nombre es el que resuena en la cabeza de la plantilla del Real Madrid. Pero la exhibición de hoy en el Camp Nou anotando tres goles y reduciendo al extremo todas las cualidades del Barça son motivo de alegría y celebración. La victoria es mérito únicamente de unos jugadores incapaces de ganar al Granada y sufrir ante el Deportivo; el entrenador es un mero elemento mientras se autogestiona el equipo. Es imposible que el conjunto de Mourinho haya perdido sólo un partido de los últimos siete clásicos frente al mejor Barcelona de siempre. No puede ser cierto. Que no, que tiene que haber una cámara oculta. Por eso suenan Laudrup, Ancelotti y Wenger. Ellos poseen la fórmula mágica para frenar a Messi y ganar muchos títulos. Deberían preguntarle a un chaval francés de 19 años.
Tácticamente impoluto, la eliminatoria se puso de cara gracias a un formidable Cristiano. Piqué, desbordado, se quejaba por una pena máxima de manual que transformó el portugués. El central del Barça emuló posteriormente en los saques de esquina a Dwight Howard en la práctica de bloqueos y pantallas al más puro estilo NBA. Mientras Cesc y Jordi Alba pedían justicia por la ausencia de presencia española en los Oscars, Cristiano seguía desquiciando a la defensa blaugrana. El Madrid se perdía en las botas de unos desafortunados Higuaín y Di María en la faceta ofensiva. Sin embargo, el 'fideo', ayudó en las subidas de Alba y permitió que Arbeloa fijara mejor la marca individual sobre Iniesta. Sin noticias de Messi, escoltado por la sombra de un imperial Varane.
Faltaban protagonistas por aparecer en el clásico. La cosecha alemana tuvo su momento en la segunda parte. Cada uno a su manera, en su estilo peculiar. Khedira fue la sombra de un Xavi desdibujado por la situación. Un despeje del alemán se convirtió en una sorprendente asistencia para Di María, cuya debilidad ofensiva fue agraciada con un flojo Puyol en el uno contra uno. Cristiano aprovechó la segunda oportunidad para cerrar la eliminatoria. Todavía quedaba tiempo para un Özil que levitaba por el césped del Camp Nou ante la impotencia de Busquets. De ese mismo córner se elevó a los cielos Varane para certificar su valía como jugador del Real Madrid a todos los efectos. El futuro es tuyo, Raphael.
El análisis del partido refleja una superioridad manfiesta del conjunto de Mourinho. Vuelve a demostrar que una posesión de balón es ineficaz sin verticalidad ni ideas. La importancia de gestionar la posesión aumenta cuando el rival ofrece el mismo patrón de juego, sin la presencia de un delantero centro o la simple utilización de la estrategia para sorprender al contrario. Pero el mensaje debe centrarse en Cristiano Ronaldo, capaz de cambiar la dinámica de un equipo, marcar por seis veces consecutivas en el Camp Nou y liderar al Madrid en busca de su cuarto título en tres temporadas.
Diego López (6); Arbeloa (8), Sergio Ramos (8), Varane (10), Coentrao (7); Xabi Alonso (7), Khedira (8); Di María (7,5), Özil (8), Cristiano Ronaldo (10), Higuaín (5) || Callejón (5), Pepe (5), Essien (-).
Mejor jugador del partido: Cristiano Ronaldo.