En una noche aciaga, de lluvia y nieve, Higuaín marca un gol antológico por la escuadra.
Ser unas horas más joven que el protagonista ha sido una base interesante para valorar el rendimiento de un futbolista que llegó al Real Madrid con la comparación reciente de uno de los mejores delanteros de la historia. Con las últimas carreras de Ronaldo Nazario como jugador blanco, Higuaín daba sus primeros pasos en la segunda etapa de Capello en el conjunto blanco. Poderoso físicamente, con una buena planta, avanzaba a trompicones entre los rivales con una punta de velocidad añorada entre el respetable por los tétricos últimos años de Raúl en la delantera. Escorado en la banda derecha, como empezó el propio Raúl en el 96 con el técnico italiano, se hizo un hueco en el once inicial de aquel fastuoso final de temporada que finalizó con uno de los títulos de Liga más celebrados por el madridismo que se recuerdan. Sus goles al Atlético de Madrid y -especialmente- al Español, fueron fundamentales para la consecución del título.
Higuaín fue la respuesta a la crítica que generaba Raúl González entre el madridismo. Nadie era capaz dentro del periodismo deportivo a cuestionar a una leyenda blanca, cuyo rendimiento era indefendible hasta por el más forofo. Higuaín y Luis Aragonés, víctima de una campaña brutal por dejarle fuera de las convocatorias previas a la Euro 2008, fueron la respuesta del cambio. Un soplo de aire fresco que, poco a poco, progresaba en el Real Madrid a base de goles y confianza. Su gol en Pamplona certificaba el segundo título consecutivo de Liga.
El argentino fue uno de los futbolistas más destacables en la transición que vive el Madrid desde la tormentosa etapa de Calderón hasta la llegada de Mourinho al banquillo. En medio del caos y lo inverosímil, terreno en el que siempre se ha movido el Madrid como pez en el agua, aparecía Higuaín para demostrar que él era el delantero centro titular tras la salida de Van Nistelrooy. La anarquía de ese Madrid de Juande Ramos se tradujo en encuentros de correcalles, con Marcelo y Lass de máximos estiletes, que tuvo su culmen en el partido más estrambótico que he presenciado en directo: un Real Madrid - Getafe; con agresiones, insultos, penaltis fallados a lo panenka y el gol de Higuaín.
Al famoso 'Fan de Higuaín' de Jabois le hubiera dado un infarto en aquel encuentro en la grada. El mérito de Mourinho en estos tres últimos años se resume en ese partido. Me explico: el madridismo celebró ese triunfo intrascendente en Liga como una festividad histórica, con una sensación de alegría bastante más profunda que cualquier remontada vivida en la 2006/2007 de Capello. Quizá el cariño hacia Higuaín resida en ese matiz: una señal de reivindicación ante el entorno futbolístico en una etapa convulsa a nivel institucional. Fue un símbolo de rebeldía de un nuevo Madrid joven y underground, aunque curiosamente ese papel fue decreciendo con el paso del tiempo debido a la gran maldición del argentino durante su efímera carrera deportiva, que quedó enmarcada en su pésimo rendimiento en la Champions League.
Ausente en partidos de alcurnia, su fallo ante el O. Lyon fue el origen de todo
Su rendimiento con Pellegrini fue excelso en Liga; aumentaron sus registros goleadores, pero en el partido más importante del año tuvo un día aciago que le costó al Real Madrid una nueva eliminación en octavos. Con todo a su favor, estrelló su disparo en el poste izquierdo de la portería de Hugo Lloris. Ese día también fue la confirmación oficial de que a Kaká no le recuperarían ni Mourinho ni Ancelotti juntos. Pero esa es otra historia. La competencia con Benzema fue muy negativa, tanto en el primer como en el último año de Mourinho. Adebayor, refuerzo en el mercado invernal, fue titular en el último tramo de temporada. El ariete francés fue fundamental para lograr la Copa del Rey gracias a un tanto de héroe en el Sánchez Pizjuán,
mientras que, a su vez, fue clave para romper la maldición en octavos frente a su exequipo, el Olympique Lyon. Benzema nunca ha sido un nueve puro, pero su capacidad para asociarse y jugar entre líneas permitieron crecer al Madrid en una segunda temporada de escándalo en Liga. Sin embargo, la efectividad y la tipología de delantero que definía a Higuaín siempre fue más valorada por José Mourinho. La lucha estaba servida.
La tercera y última temporada de Mourinho fue la crónica de una muerte anunciada. El rendimiento del argentino decreció aún más. La baja forma de Benzema y una mala racha de Cristiano dejaron al Madrid sin opciones de luchar por la Liga en noviembre. A pesar de las aclamaciones del Bernabéu en el idilio de su entorno -siempre mal aconsejado- con el PSG en el verano de 2012, la sentencia llegó de nuevo con la Champions como testigo. Sus fallos ante Weidenfeller en un intento en vano por remontar ante el BVB certificaron el adiós. Su traspaso al Nápoles es un gran paso atrás en su carrera. Ni es tan buen delantero como él cree, ni tan nefasto como sus máximos críticos. Fue, simplemente, Gonzalo Higuaín; con sus múltiples cualidades y sus conocidos defectos. Mucha suerte.
Palmarés y números
:: 3 Ligas | 106 goles en 190 partidos (132 como titular).
:: 1 Copa del Rey | 4 goles en 22 partidos (15 como titular).
:: 2 Supercopas de España | 1 gol en 5 partidos (1 como titular).
:: Datos en Champions League: 8 goles en 48 partidos (30 como titular).