Arbeloa celebra su gol ante el Galatasaray, ayer, al rematar en el área un centro de Di María.
Marginado, denigrado y víctima de mofas constantes por parte de un sector del periodismo deportivo. Posicionarte a favor de José Mourinho en España conlleva estar a la intemperie; deportivamente hablando, la figura de Álvaro Arbeloa ha sido un agitprop continuo de ataques en este sentido. Al más mínimo fallo se le demonizaba. Evidentemente, la crítica deportiva es necesaria cuando el jugador ofrece un nivel discreto desde la posición de lateral derecho; el problema reside en utilizarle como cabeza de turco por su afinidad con Mourinho y la debacle en la final de la Copa Confederaciones ante Brasil. Del rendimiento mediocre de Xavi Hernández y otros jugadores importantes de la selección, ni una palabra: el culpable único fue Arbeloa. Arbeloa ha sido un fijo para Rafa Benítez, Vicente del Bosque, José Mourinho y Carlo Ancelotti. Condicionado por su escasa profundidad ofensiva, las valoraciones positivas por su impresionante labor táctica y defensiva -lo que se le pide a un defensa, Sergio Ramos- han brillado por su ausencia. Las internadas de Marcelo son majestuosas, pero la espalda de un defensor es lo primordial.
Diversos periodistas dieron la cara por Iker Casillas en su enfrentamiento con José Mourinho. Una de las víctimas fue Arbeloa, que, por priorizar el grupo a la situación indivual del guardameta, el portero le retiró la palabra a nivel personal tras una serie de ruedas de prensa en las que Arbeloa y Xabi Alonso incidieron en la importancia del colectivo. Además, el lateral salmantino ha tenido que lidiar con varios jugadores del Barcelona debido al carrusel de clásicos entre madridistas y culés. Mientras que Casillas llamaba a Xavi para pedirle disculpas -a pesar de sus continuos ataques al madridismo-, Arbeloa se mostraba impasible en su postura. Nadie se imagina a Hierro o Raúl en esa faceta; a más de uno le daría la risa si Hierro llama a Guardiola para rebajar la tensión. En definitiva, Arbeloa ha sufrido una situación personal delicada tras la Confederaciones. Periodistas deportivos, de cierto prestigio, se han llegado a burlar de él en las redes sociales comparándole con un cono. Incluso lo hemos llegado a escuchar en el informativo de deportes con más audiencia de España. Hoy toca pasar por caja. Pero nadie debe olvidar el trasfondo de la situación de Arbeloa en estos últimos meses.
El partido en sí está marcado por la acción de Sergio Ramos. Condiciona al equipo en una jugada impropia de un jugador de su categoría pero que refleja el estado de forma en el que lleva inmerso toda la temporada. El golazo de Bale, la salida obligada de Jesé, los detalles de Casemiro. Poco más en una primera parte insulsa. En la segunda, aquelarre blanco. Arbeloa lideró al Madrid en todas las facetas. Imperial atrás, su soltura en la transición ofensiva cual extremo atacante sorprendió a la parroquia blanca. El público premió su gran actuación con una sonora ovación en cada jugada destacable. La magia de Isco finiquitó un partido sin más historia. Manchester City y Borussia Dortmund se postulan como los rivales más fuertes en la próxima ronda. A partir de ahora, el Madrid sólo debe pensar en sumar victoria tras victoria en la Liga hasta el parón de Navidad.
Real Madrid 4-1 Galatasaray (Bale, Arbeloa, Di María, Isco; Ubut Mulut)
Real Madrid 4-1 Galatasaray (Bale, Arbeloa, Di María, Isco; Ubut Mulut)
Casillas (6,5); Arbeloa (8,5), Pepe (6), Ramos (1), Marcelo (7,5); Illarra (6,5), Casemiro (6,5); Di María (8), Isco (8), Bale (7); Jesé (-) || Nacho (6), Xabi Alonso (6), Carvajal (-).
Mejor jugador del partido: Arbeloa
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